Karajía se ubica a 2700 msnm, a la margen derecha de la quebrada Solmal, cerca del pueblo Cruzpata. Son tumbas prehispánicas, ubicadas en la abertura de un acantilado, pertenecientes a la cultura Chachapoya, que floreció durante el Intermedio tardío (1100 - 1470 dC.).
Las tumbas son del tipo sarcófago, colocados en fila y pegados por sus costados unos junto a otros. Está constituido por una cápsula, que alberga una momia en cuclillas, envuelta en telas y sentada, usualmente sobre un cuero de animal, acompañada de diferentes objetos como ofrenda. Las tumbas son conocidas localmente como Purunmachus, palabra quechua que significa hombre antiguo; ostentan rasgos generales humanos, que al mismo tiempo semejan un falo.
En este sitio arqueológico, se encuentran un promedio de 14 Purunmachus, incrustados en el acantilado con orientación hacia el este. Resaltando un grupo de seis que yacen sobre basamentos de piedra y alcanzan los 2,50 metros de alto, caracterizados por su gran tamaño y por su cuerpo antropomórfico, provisto de hombros y cabeza mascara de mandíbula pronunciada colocada por encima del cuerpo, coronados cada uno con un cráneo ceremonial (obtenido como trofeos durante enfrentamientos bélicos), y pintura en la cara y en el cuerpo en forma de vestimenta suntuosa.
El material utilizado en la fabricación del sarcófago fue: arcilla de tonalidad crema, paja seca, cañas y palos, cuerdas vegetales y piedras; y en el enlucido y decoración, se utilizó tierras de colores rojo ocre y blanco humo. Dentro de la tradición cultural Chachapoya, los Purunmachus contenían entierros individuales, a diferencia de los mausoleos, diseñados para contener los restos de varios individuos.