Empezó elaborando joyas en oro con piedras preciosas para las señoras cusqueñas y vendiendo piezas tradicionales. En 1965 participó por primera vez en un concurso de arte popular y ganó el tercer premio. Este logro lo impulsó a seguir participando en diferentes concursos a nivel local, nacional e internacional.
Sus aportes más importantes al desarrollo de la actividad artesanal son la restauración de las piezas religiosas de los diferentes templos del Cusco, el apoyo a los estudiantes en la elaboración de sus proyectos y a los profesionales en la investigación sobre la platería.