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Sus origenes se remontan a 1606, cuando se establece la recoleccion de la venturosa Santa Maria Magdalena de la Orden de los Predicadores, siendo celebre cuando ingreso San Juan Masias, quien fue portero de dicho convento. En su interior se venera al Senor de la Buena Esperanza, advocacion quitena que representa a Cristo como el Juez Supremo de la Humanidad.